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Manfrey y CLAAS

Aliados para producir más

La cooperativa de tamberos de la localidad de Freyre, provincia de Córdoba, desde hace 15 años elige maquinaria CLAAS para producir forrajes conservados, una tendencia que crece y prefigura un futuro de más eficiencia en el negocio.

La historia del agro argentino está hecha de millones de pequeñas historias que en ocasiones se entrecruzan y dan como resultado un relato de mayor envergadura. Es el caso de la cooperativa Manfrey, cuyos inicios datan de 1943, cuando los tamberos de Freyre –una pequeña localidad de la provincia de Córdoba– preocupados por la comercialización de su leche decidieron crear a partir de sus pequeñas cooperativas una agrupación mucho mayor. Su nombre derivó de “manteca Freyre”, un producto que en ese entonces exportaban íntegramente a Inglaterra.

Actualmente ese emprendimiento se compone de 150 socios –que además son dueños de la asociación–, produce 700 mil litros de leche por día, ocupa el segundo lugar entre las cooperativas del sector y el décimo puesto entre las empresas lácteas del país.

Esa gran historia se entrecruza con la de CLAAS, que se ha convertido en un aliado indispensable de Manfrey a la hora de producir los forrajes que alimentan a sus animales.

En la zona de Freyre se hacían algunos silos de picado grueso, hasta que apareció la alfalfa y la confección de rollos como reserva. Luego, cuando empezó a aumentar la cantidad de animales por hectárea, esos rollos no resultaban suficientes en cantidad ni en calidad, así que pensamos en hacernos cargo de los dos aspectos”, cuenta el Ing. Agr. Julio Raciti, Jefe del Área de Producción Primaria de Manfrey. “En ese momento, consideramos que era clave la calidad que ofrecía el forraje conservado, y por ello la cooperativa decidió adquirir un equipo completo, entre ellos la picadora de CLAAS, una Jaguar 860 con seis surcos”, agrega.

En los primeros años, la crisis impidió que la cooperativa aumentara la cantidad de hectáreas picadas, manteniéndose entre 1,5 mil y 2 mil. “Sin embargo, a partir de 2003 ese número no dejó de crecer y por eso en 2007 decidimos comprar otro equipo”, señala Raciti. Esta vez, el modelo elegido fue la Jaguar 870 con un cabezal RU 450. “Ese año, con los dos equipos, hicimos 4 mil hectáreas, llegando a 5,5 mil en 2009 y a 9 mil en 2011”, resalta el hombre de Manfrey.

Socios tecnológicos

Según Raciti, existe en el sector lechero una tendencia cada vez más marcada hacia los forrajes conservados en detrimento de los métodos de alimentación más tradicionales. “Esta técnica brinda más seguridad al productor, ya que no depende del clima ni del desarrollo estacional de la pastura, sino que alimenta a los animales de acuerdo a la cantidad de forraje que tiene en reserva, según su planificación”, señala.

Actualmente, la dieta de las vacas de Manfrey se compone en un 30% de material de silo, e incluso esta proporción aumenta en invierno. Los productores balancean esa dieta dependiendo de los componentes que aporta cada cultivo al animal. Se pican –entre otros materiales– maíz, sorgo, soja, alfalfa, avena, trigo y cebada, y por eso existe la tendencia a picar todo el año.

La Cooperativa fue renovando sus equipos a través de los años, hoy cuenta con dos picadoras, una Jaguar 940 con Orbis 600 y una Jaguar 960 con Orbis 750. Sumadas alcanzan los 13,5 metros de ancho de corte, con más de 1.100 HP de potencia total en las picadoras que le permiten a Manfrey procesar más de 100 hectáreas diarias de cultivos. Esa superficie les permite obtener aproximadamente 4.000 toneladas de materia verde por día que son transportadas, por una gran cantidad de equipos, hasta dos embolsadoras de 10 pies de diámetro de túnel, otorgándoles en conjunto una gran capacidad y autonomía de trabajo.

“Hoy los productores están ensilando un 50% de la superficie destinada a tambo. Esto va a ir en aumento, y puede llegar a un 70%, o incluso a un 100%. En ese caso las vacas estarán cada vez menos en el pasto, y pasarán más tiempo en corrales o establos, y nuestra función es acompañar esta tendencia”, indica Raciti.

Para Manfrey, CLAAS constituye un socio más en ese camino, y no sólo por la eficiencia de sus equipos a la hora del picado: “Nos resultan muy útiles las innovaciones en cuanto a la información que provee la máquina cuando se termina de hacer el lote: la cantidad de hectáreas trabajadas, tiempos, consumo de combustible, la cantidad de kilos procesados de forraje, porcentaje de materia seca y otros datos importantes”, destaca el ingeniero. “Por otro lado, los equipos se adecuan mucho a las exigencias del animal en cuanto al tamaño de picado, podemos regular la fibra resultante en valores de 4 mm hasta 21 mm. y procesar los granos con los crackers según el cultivo”, agrega.

Otra de las grandes ventajas señaladas por Raciti es la asistencia técnica: “En los momentos en que hay mucho trabajo, si surge algún inconveniente con el equipo, tenemos enseguida a los técnicos de CLAAS reparando la máquina o trayéndonos los repuestos necesarios para poder trabajar todo el tiempo posible y hacer la mayor cantidad de hectáreas por día”.

“Además, los modelos van avanzando mucho en cuanto a los motores y su capacidad de trabajo, eficiencia de picado y procesamiento de granos, sistemas de aplicación para inoculantes y todas esas evoluciones van redundando en un incremento del rendimiento total del equipo”, concluye el hombre de Manfrey.

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