El productor y contratista Carlos Webb es la tercera generación dedicada a ofrecer servicios de cosecha. Con su esposa y sus hijos armó un modelo de empresa familiar que le permitió crecer en el negocio agrícola. Llegó a CLAAS contagiado por la pasión que despierta la marca. 

“Mi abuelo tenía una cosechadora tirada por caballos”, relata Carlos Webb, un hombre de Otamendi, en la provincia de Buenos Aires, tercera generación de contratistas de cosecha en la familia. “Comencé muy chico, manejando y haciendo de enganchador de una cosechadora Bernardín M15 con la que mi padre ofrecía el servicio de cosecha”, recuerda.

Por su historia pasaron muchos equipos y modelos hasta que en 2004 Carlos logró tener su primera cosechadora. Dos años más tarde vendría la CLAAS, luego de la búsqueda de un equipo más importante y de mayor rendimiento. “Tenía puesta la camiseta de otra marca. Lo pensé mucho. Pero finalmente opté por una LEXION 570. Me convenció la capacidad de la máquina y el servicio técnico. Por suerte no me equivoqué. También me llamó mucho la atención la pasión que ponían por la marca CLAAS tanto sus técnicos como los usuarios”.

“Poco después de esa compra comencé a formar CIMAWA SA, la empresa familiar de la que son parte mi esposa Mónica y nuestros hijos Ayelén e Iván”, explica Webb. Con la estructura familiar como base de un modelo empresario, siguieron creciendo.

Hace poco volvieron a cambiar la cosechadora por otra CLAAS, esta vez, una LEXION 760. Con ella trabajan las hectáreas propias, las arrendadas y ofrecen servicios a terceros en el sudeste bonaerense.

“Esta vez pesó en la decisión también la plataforma mejorada de la LEXION 760, su sistema de orugas que ofrece una mejor transitabilidad por el lote y en las rutas, y su mayor capacidad de cosecha basado en un sistema de trilla que considero espectacular, ya que mantiene un elevado rendimiento aún en condiciones difíciles como la recolección de materiales húmedos como pueden ser lotes de girasol con cabezas todavía verdes”.

Otra generación en marcha
“Vivimos en el campo –explica Webb-, en una zona estratégica, ya que estamos a sólo 30 minutos del centro de Mar del plata, a 10 minutos de Miramar y a 5 minutos de Comandante Nicanor Otamendi, que es un pueblo netamente agropecuario”.

“La idea de la empresa familiar surgió pensando en la formación de nuestros hijos”, dice y aclara que ambos ya participan en la producción. Incluso el nombre de la empresa surge de la combinación de iniciales de nombres y apellidos.

Las tareas están divididas y todos juegan roles decisivos en el manejo de la empresa. “Iván es un agroapasionado –cuenta Carlos-, le encanta la mecánica y andar con los equipos. Empezó a trabajar en la cosecha a los 12 años, como carrero, y maneja la cosechadora desde los 14 años de edad, cuando teníamos la LEXION 570, además participa en todo lo referente a las labores del campo. Ahora está cursando el último año del colegio secundario. En la oficina están mi esposa Mónica y mi hija Ayelén, que estudia Administración de Empresas. Somos un equipo.”

Los servicios que ofrece Cimawa SA a terceros están centrados especialmente en la cosecha, pero le dieron a la empresa una nueva vuelta de tuerca agregando otras labores. “Es que el negocio del contratista es cada vez más difícil –explica Webb-, por el alto costo y la baja rentabilidad, por eso a la LEXION la manejamos Iván y yo, ya que los números no dan para contratar un maquinista. Por otro lado, en los dos últimos años hemos entrado en un modelo asociativo aportando en capitalización los trabajos de siembra, de esa forma podemos tener una mayor participación en el negocio agrícola y asegurarnos más trabajo de cosecha”.